El dolor en la esclerosis múltiple

Normalmente cuando te diagnostican Esclerosis Múltiple, el neurólogo te suele decir que la E.M. no duele, sin embargo la gran mayoría pronto descubrimos que el dolor acompaña a esta patología en un gran número de pacientes. El dolor puede incrementarse tanto con calor como con frio intenso, ansiedad y estrés.

El dolor puede ser de muy distinta índole desde dolor paroxístico de breve duración e intensidad como son los espasmos musculares, hasta intenso y grave como es el dolor neurogénico.
En el dolor agudo se suele incluir todos los que no se asocian a síntomas paroxísticos, entre los más frecuentes son los causados por neuritis óptica y se debe al edema e inflamación del nervio óptico que irrita las meninges que lo envuelven.
Otra causa se suele dar por alteraciones vertebrales como cambios degenerativos debido a inmovilización prolongada, osteoporosis causada por los efectos secundarios de los corticoides.
También encontramos en muchos afectados que padecen Neuralgia del Trigémino, el trigémino es un nervio craneal que consta de tres ramas el nervio oftálmico, el nervio maxilar y el nervio mandibular. Este nervio también afecta a la temperatura y sensibilidad en mandíbula y cara; también es el responsable de la función motora de los músculos de la masticación.
El dolor crónico más frecuente en la Esclerosis Múltiple es el dolor de espalda tanto en las vertebras dorsales como lumbares que puede incrementarse en personas con espasticidad y debilidad generalizada.
Muchos de nosotros padecemos alguna de estas patologías, afortunadamente para algunas existe medicación que la alivia y en otras es fundamental trabajar con un fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, logopeda etc.
Pero lo que no podemos hacer nunca es quedarnos en un rincón compadeciéndonos de nosotros mismos; mientras podamos debemos ejercitar nuestros músculos para evitar la debilidad muscular, bien andando, en el agua o como cada uno se encuentre más cómodo.

Ángeles